"Soy Gustavo, papá de familia numerosa".

 

"Trabajo como arquitecto".

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"Hace unos meses Cristina y yo cumplimos 25 años de casados. Toda una etapa".

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"Tenemos nueve hijos y Guillermo es uno de ellos".

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Gustavo García es un hombre sencillo. Una de esas personas prudentes que solo necesitan el corazón para vivir su día a día. Al llegar nosotros a su casa para la grabación nos acogió enseguida con una sonrisa, ayudándonos a colocar el equipo y despejar el "set". 

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Le encanta tocar la guitarra. Tiene varias en el hall de su casa en Barcelona y años atrás solía tocar con un grupo de amigos. Todavía conserva algunas fotografías en su despacho.

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Siendo el mayor de nueve hermanos, Gustavo ha adoptado un carácter firme, decisivo y protector. Confió su futuro a Cristina y ahora se le ilumina la cara al hablar de su familia. Su forma de relatar la historia es, sobre todo, a través de anécdotas. Es el más historiador. Seguramente por este carácter tierno y agradable. 

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"El perdón, para mí, es borrarlo completamente. Es que aquello que te hirió ya no existe". Con un espíritu positivo, Gustavo propone pasar página y olvidar aquello que pasó y que hizo daño. "Claro, esto es humanamente imposible porque cada herida deja un daño, deja un rastro. Es decir, tú no puedes accidentarte con un coche y pensar que después la chapa queda impoluta. Pues aquí sí. Aquí ha habido un accidente y el coche está reluciente. Lo miras y dices: ¿pero dónde ha sido el accidente? Lo hubo, pero no queda ni rastro". (contenido adicional) (la historia completa en el documental) 

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